La utilidad de todas las criaturas concierne el alma tanto como al cuerpo. Qué significa el hecho que el viento oriental y el meridional con sus colaterales hagan girar al firmamento de oriente a occidente.

II. Y de nuevo oí la voz del cielo que así me dijo: Todas las criaturas que Dios ha hecho, tanto en el mundo superior como en el inferior, las ha asociado al hombre para que le fueran útiles. Si el hombre las utiliza para acciones perversas, el juicio de Dios las hará instrumentos de venganza. Las criaturas están destinadas a ayudar al hombre en las necesidades del cuerpo, lo que incluye también el sentido de ayudar a la salvación del alma.
En efecto, ves que el viento oriental y el viento meridional, con los vientos colaterales, moviendo el firmamento con el soplo de su fuerza, lo hacen girar en círculo de oriente a occidente por encima de la tierra. Esto significa que el soplo del temor de Dios junto con el soplo del juicio de Dios, cuando tocan con sus virtudes y la energía de su santidad al espíritu interior del hombre, engendran el bien en oriente y le hacen perseverar en él hasta alcanzar un buen final, como si a occidente consiguiera la victoria sobre las tentaciones carnales, ya que cuando el hombre tiene temor de Dios, aún más teme incurrir en su juicio a causa de los mismos excesos. Por esta razón, cuando comienza a practicar el bien con la intención de perseverar en él, se afana por conseguir la recompensa de la vida eterna. Y aquí el viento occidental junto con el viento septentrional y sus colaterales, al sustentar y empujar el firmamento con sus soplos, lo lanzan de occidente a oriente debajo de la tierra, ya que el soplo de la rectitud y el soplo del castigo aterrorizan al espíritu del hombre, uno con las penas infernales, y el otro con las tribulaciones del cuerpo y todos los demás flagelos, sacudiéndolo de miedo.
Cuando el hombre deja de obrar el bien por aburrimiento y cansancio, es como si declinase hacia occidente. Estos vientos lo reconducen al origen de la justicia, bajo la amenaza de las desgracias terrenales, exhortándolo a no sucumbir cuando ya casi ha llegado a concluir sus buenas obras, y lo incitan a volver con ánimo valiente al camino de la santidad. Porque no se dará el premio de la felicidad a quien empieza y luego abandona, sino a quien empieza y lleva a término sus obras.

 

Qué significa que el viento meridional y el septentrional, en los varios solsticios del año, el uno levante el firmamento de sur a norte, y el otro lo empuje poco a poco hacia abajo, de norte a sur.

III. También ves que, a partir del día en que los días empiezan a alargarse, el viento meridional con sus colaterales, levanta el firmamento, y lo empuja poco a poco hacia arriba, desde la zona meridional hacia el norte, hasta llegar el día en que los días no se alargan más. Significa que, cuando las obras buenas del creyente se expanden en la luz de la verdad, el soplo de la rectitud, viene con el resto de virtudes del fuego de la justicia, y así, levanta su espíritu interior en ardiente justicia contra la concupiscencia de la carne, hasta que se eleva correcta y ordenadamente para alcanzar el buen objetivo, aunque mientras tanto haya sido enviado a la prueba y esté debilitado por tentaciones sin número.
Desde el momento en que los días empiezan a acortarse, el viento septentrional y sus colaterales retroceden ante la luz del sol, y empujan poco a poco hacia abajo el firmamento rechazándolo desde el norte hacia el sur, hasta que el viento meridional empieza de nuevo a levantarlo cuando los días empiezan a alargarse. Significa que el hombre se debilita cuando el cansancio y la pereza en hacer el bien se apoderan de él. Igualmente, las mortificaciones corporales que se impuso de modos diversos resistiendo a la persuasión del diablo, pero de las que se ha cansado, descuidando la claridad de las obras buenas, se irán al fondo de su espíritu. Vendrán pensamientos contradictorios que le sugerirán poner un límite a la penitencia y abandonar el rigor con que la ha practicado, porque la gracia de Dios le concederá indulgencia por sus pecados con benignidad y clemencia, tal como es el viento austral. Así poco a poco lo engañan, hasta que el fuego de los dones de Dios, juzgando con justicia estas cosas, reconduce al hombre de nuevo a la fuerza originaria de las virtudes de su espíritu, que tan duramente combate con la carne.

 

Qué significa el círculo que aparece en el fuego superior, que circunda todo el firmamento y del que sale un viento que sopla hacia arriba y regula el curso de los astros en sentido opuesto.

IV. También ves que en el fuego superior aparece un círculo que circunda todas las partes del firmamento entero, y que engendra un viento que obliga a los siete astros a proceder de occidente hacia oriente, en sentido contrario al movimiento circular del firmamento.
Esto es así porque en la potencia divina está la plenitud de la santidad que protege el espíritu interior del hombre, que está unido a Dios por todas las partes. Por esta razón el soplo que viene de ella hace que los místicos dones del Espíritu Santo lo alcancen cuando comienza a dormitar en el aburrimiento, para que se sacuda el entumecimiento y con ánimo valiente se despierte a la justicia. Esto sin embargo es pesado en muchos casos al espíritu del hombre, porque en muchas circunstancias apenas logra reducir a la obediencia al cuerpo en que, por divina disposición, está puesto, puesto que demasiado a menudo obedece los deseos carnales del cuerpo que es su morada, y así el soplo de los dones de Dios a menudo choca con la voluntad del hombre.
Y este, como los otros vientos mencionados, no exhala hacia el mundo sus soplos, sino que se limita, como ya hemos explicado, a regular el curso de los astros, ya que el soplo que proviene de la plenitud de la santidad no se hace visible como las otras virtudes, que obran la conversión del mal al bien del hombre entregado al mundo. Cuando el hombre, gracias a los dones de Dios, comienza a hacer el bien, no es todavía perfecto en la plenitud de la santidad. Pero al final, cuando haya logrado verdaderamente su objetivo, el bien que ha emprendido, el soplo de la santidad lo mantiene firme en la plenitud y perfección de los dones del Espíritu Santo y no permite que vacile por aquí y por allá.
En efecto, así como la columna de la santidad, fundada sobre Cristo, se eleva hasta el cielo, así, cuando Cristo posee al hombre sobre cuya cabeza se han posado los siete dones del Espíritu Santo, ése no podrá ir a la ruina por más que sea trastornado por las tempestades de las muchas tentaciones, y dirá, como Habacuc dejó escrito por mi inspiración:

siguiente>>