CAP. V. SARDÓNICE. (Sardonix)

El sardónice es caliente y se desarrolla todos los días desde que la hora sexta1 ya ha pasado hasta cuando apenas traspasa una línea de la nona hora (*) del día. Entonces se calienta por el sol que está brillando con toda su pureza. Como el aire empieza a enfriarse, el sardónice es más del fuego que del aire o del agua. Tiene virtudes útiles en su naturaleza y proporciona fuerza a cada uno de los cinco sentidos de una persona. Es un remedio particular para los sentidos, porque nace en la pureza del sol, cuando ninguna fetidez ensucia su claridad.
Pues, cuando el hombre lo pone junto a sí, en su piel desnuda e incluso lo coloca con frecuencia en la boca de modo que toque su respiración mientras expira e inspira, se eleva y refuerza su comprensión, su conocimiento y todos los sentidos de su cuerpo. La gran ira, estupidez, e indisciplina se alejan de esa persona. El diablo lo odia y huye a causa de esta pureza.
Si un hombre o una mujer tiene una naturaleza que arde fuertemente en los ajetreos de la carne, deben poner sardónice, él en sus genitales y ella en los suyos  y tendrán alivio de la libídine.
Pero cuando alguien sufra de una enfermedad aguda, y después de haber sudado se encuentre mejor, ponga enseguida sardónice en su dedo, en un anillo. No caerá de nuevo en esta enfermedad.

Nota: Ágata amarillenta con bandas o franjas oscuras; estratos blancos y pardorrojizos alternados.
1Hora sexta: las doce. Hora nona: las tres de la tarde