XVI. LOS INFIELES NO SON CONOCIDOS Y LAS PALABRAS DE DIOS PERMANECEN VIGENTES
Entonces oí que una voz del cielo decía: “¿Quién es capaz de enumerar las obras de Dios? ¿Y cuántos seres viven en el reino de Dios? ¿Quiénes son, y de qué clase son? ¿Cuántos hablan entre sí y extienden la oscuridad del cisma, de modo que buscan a su dios en el Norte y le veneran, de tal manera que, según sus propias y perversas voluntades, escudriñan y destrozan las cosas honestas creadas por Dios?”
Ellos reconocen lo que tienen en sus corazones diciendo: “esta vida es buena, aquella vida es mala”. Creen que saben más que Dios, pero no saben lo que hacen. Las obras que Dios realiza en el hombre permanecen durante la vida eterna, según muestran las palabras de Ezequiel cuando escribe sobre las cuatro criaturas.
XVII. PALABRAS DE EZEQUIEL
“En cuanto a la forma de sus rostros, era una cara de hombre, y los cuatro tenían cara de león a la derecha, los cuatro tenían cara de buey a la izquierda, y los cuatro tenían cara de águila”.(Ezequiel 1,10). Significa lo siguiente.
El hombre es obra de Dios y únicamente de Dios. La cara del hombre significa la piedad de Dios, que da sensibilidad al hombre. La cara del león es la virtud de Dios que da la razón al hombre. Está a la derecha, ya que la piedad y la virtud de Dios son en cierto modo las alas que anuncian la grandeza de las buenas obras que se hacen por divina inspiración.
La cara del buey indica la víctima sacrifical que es Dios, con lo cual muestra al hombre cómo debe ofrecerle sacrificios. Está a la izquierda, ya que ciertos sacrificios defectuosos se apartan, ya que unos sacrificios se aceptan y otros se rechazan. De manera similar, una persona que ofrece su voluntad a Dios medita sobre los asuntos celestiales pero todavía atiende a los terrenales. Sin embargo, Dios atrae al hombre hacia sí durante el sacrificio y luego le da dones, para que pueda ofrecerse a Dios como ofrenda.
En cambio, la cara de águila prefigura la ciencia de Dios que da al hombre la capacidad de reconocerle, y el conocimiento según la voluntad de Dios. Está por encima de las otras virtudes porque es terrible en el hombre, y para el hombre es la vida. Y aquella vida no se debilita sino que respira por todas partes, y por todas partes extiende su mirada, y aparece en el hombre como las estrellas en el firmamento.
XVIII. EL HOMBRE NO PUEDE CALCULAR QUIENES HABITARÁN EN LAS MORADAS CELESTIALES Y QUIENES, SEDUCIDOS, HABITARÁN CON EL DIABLO.
Aunque el hombre tenga mucho conocimiento, ninguna persona puede enumerar las obras de Dios, ni saber el número de los que poseerán el reino de los cielos. Lo mismo que las maravillas de Dios son innumerables, así también son innumerables los que con sus buenas obras alcanzan las moradas celestiales. Del mismo modo, los que han sido seducidos por las tentaciones del diablo son incalculables y morarán con el diablo. Dios, sin embargo, sabe el número de todo.
XIX. HAY MUCHOS SECRETOS EN DIOS, QUE NO REVELA A NADIE.
Sin embargo, hay muchos, muchos secretos en Dios, que Él no revela a nadie, excepto parcialmente, según lo que le complace y lo que Él desea. Solo Él sabe todo, contiene todo y mantiene todo lo que hace. Él conserva todas las cosas según el plan de su gracia. Incluso el hecho de esta visión lo atestigua.
El Hombre tan alto que alcanza la cumbre de las nubes del cielo y se extiende hasta las profundidades del abismo representa a Dios1.
1 En todo el libro: se ponen en cursiva las partes de la Visión inicial y de las Imágenes que se describen, a las cuales se hace referencia en cada epígrafe.
XX. POR QUÉ SE PUEDE LLAMAR HOMBRE A DIOS
De este llamado “Hombre” se puede decir con justicia que por Él existen todas las cosas y de Él procede todo. Este es aquel Hombre de quien dice el profeta:
XXI. PALABRAS DEL PROFETA ISAIAS
“El Señor sale como un héroe, como un guerrero despierta su furor, grita y vocifera, contra sus enemigos se muestra valeroso”. (Isaías 42,13). Cuyo sentido es:
Antes del principio de tiempo, el Señor, con gran fuerza y poder dió vida a toda clase de criaturas. La vida que creó contenía en sí misma el germen fértil para la multiplicación de todas las criaturas.
Y creó todas las cosas completamente buenas, según el plan que había trazado desde siempre, y añadió el armazón de todas las virtudes para que nada careciera de ellas, por lo que luchó con pleno poder contra sus enemigos, que con soberbia visceral, antes de ver una escalera tratan de subir y antes de encontrar una silla tratan de sentarse. Sus obras son fantasías, y así, al tiempo que estas se desvanecen, la soberbia va a la destrucción..
En cuanto al Hombre que despierta su furoren la plenitud de sus obras, significa el fuego ardiente de los coros angélicos, que expulsaron al enemigo cuando éste trató de cubrir el cielo con la oscuridad de mal. Y como consecuencia de la fortísima voluntad de Dios, en la alegría que se originó por la victoria, los coros angélicos gritaron en voz alta, diciendo: “¿Quién como Dios?” Con este clamor que parecía un viento tempestuoso, toda la milicia celestial anunciaba que el enemigo había sido abatido y se alegraban porque ya no habría más lucha en el cielo. Así el antiguo enemigo cayó en la oscuridad, desprovisto de luz y de la alegría de vivir, pero preparó su aljaba y sus flechas para luchar contra la voluntad de aquel héroe.
El mismo Hombre también triunfó de sus enemigos con otra diferente obra suya, es decir por una obra que se parecía a Él, por el hombre creado por Él, y con este poder comenzó a luchar de nuevo contra las flechas y la maldad de su astuto enemigo.
XXII. DIOS LUCHARÁ OTRA VEZ CON EL ANTIGUO ENEMIGO, COMO HIZO EN EL CIELO, Y LO DESTRUIRÁ COMPLETAMENTE
Después, el Verbo que se hizo carne enarboló su estandarte, y la batalla durará hasta que se complete el número de hermanos, es decir de los santos. Con los más fuertes enfrentamientos este Hombre luchará contra el enemigo como ya había luchado contra él antes en el cielo, y lo destruirá completamente, porque aquel se sustenta sobre el ocio de los pecados y se basa en la perfidia y la maldad. Quién no tenga parte en esto, está bendito y su felicidad no terminará nunca.
XXIII. EL HOMBRE PUEDE HABLAR SOBRE LO QUE HAY ENTRE SU NACIMIENTO Y SU MUERTE, PERO IGNORA LO QUÉ HUBO ANTES O LO QUE HABRÁ DESPUÉS DE ÉL.
Las medidas de este Hombre son tan enormes que se extienden desde el principio de la creación hasta el fin de los siglos: pero la criatura humana solo puede hablar del tiempo hasta que desaparece. Ignora lo que era antes o lo que vendrá después de él. Solo Dios no tiene principio ni final.
XXIV. SOLO DIOS SABE LO QUÉ HUBO ANTES DEL PRINCIPIO DEL MUNDO.
Los hombros de este Hombre están encima de las nubes en el éter serenísimo. Esto significa que antes del principio del mundo solo Él sabía todas las cosas en el secreto de su resplandor divino. Dios está sobre todas las cosas y es sublime en todo, de forma que ni los ángeles ni las almas de los justos pueden alcanzarlo completamente. Todas las criaturas provienen de Dios mientras que Él no tiene ningún principio y permanece solo en sí mismo.
Él vive en sí, tiene el poder en sí, y sabe por sí. Dios es el que vive, el que puede y el que sabe. Con estos tres poderes, todas sus obras son distintas y perfectas. Por eso todas sus obras tienen la posibilidad de alcanzar su perfección al realizar su actividad.
XXV. POR QUÉ LA ETERNIDAD ES FUEGO, Y ÉSTE FUEGO ES DIOS, Y ES FUEGO EFICAZ.
Dios es eterno, la eternidad es fuego, y este es Dios. No es un fuego escondido, ni una llama callada, sino un fuego eficaz. La potestad de Dios está más allá de la mente y el entendimiento de todas las criaturas. Él, dispone todo y gobierna todo en la claridad de sus misterios y secretos, como la cabeza rige todo el cuerpo. Y así Dios crea la vida racional, es decir, ojos que ven, oídos que oyen, narices que huelen, y la razón que pronuncia su discurso con la boca. Dios es la cabeza de todos los creyentes; sin embargo, no revela todo que está oculto en el misterio de su divinidad ya que en Él también están ocultos los arcanos de la vida. Igualmente, también por decisión suya hace que sus ministros ardan en su fuego (Hebreos 1,7), porque cualquier decisión suya, primero la cuenta antes de ejecutarla1. Así ocurre en Dios.
En efecto, antes de la ley, representado por sus hombros, Él mismo examinó con el agua y el fuego a los hombres de antes de la ley, porque todavía no debían ser probados por ninguna otra legalidad. Más tarde lo hizo conforme a la ley y los purificó con diferentes y fuertes castigos, que completó más tarde cuando Él se hizo hombre y destruyó el poder del diablo. Él ha purificado misericordiosamente a los hombres de sus sórdidos pecados con su justicia verdadera, pues como dice el profeta:
1 Amós 3, 7: No hace nada el Señor Yahveh sin antes revelar su secreto a sus siervos los profetas.
XXVI. PALABRAS DEL PROFETA ISAÍAS
“Su poder descansa sobre su hombro”, (Isaías 9, 5), lo que significa lo siguiente.
La justicia apareció por un hombre con el poder de Dios cuando Dios se hizo hombre, por lo cual, con la fuerza del poder de su hombro, destruyó las obras del diablo y arruinó el infierno. Y bautizando por todo el mundo por medio de sus apóstoles, Dios llevo a termino en sí mismo la justicia para el hombre que,formado del barro de la tierra, se había hecho mortal. Porque el hombre, cuando todavía parecía el capullo de la primera flor, fue seducido por el diablo que abrió sus entrañas y vomitó toda su suciedad, con lo cual marcó a todos los hijos de los hombres al sembrar la semilla venenosa de la lujuria. Dios, sin embargo, formó un cuerpo en la pureza de la Virgen con el calor del Espíritu Santo sin la semilla venenosa recogida en la carne. Por lo tanto, cuando Dios se hizo hombre, limpió a los hombres de toda la suciedad venenosa del diablo, porque este hombre limpio de pecado, salvó a los pecadores purificando sus pecados.
XXVII. DESDE EL ORIGEN DE LAS CRIATURAS HASTA CRISTO SE HAN MANIFIFESTADO ALGUNOS MILAGROS, PERO OTROS HAN QUEDADO OSCUROS.
De sus hombros hacia abajo, hasta sus muslos, el Hombre está bajo las nubes, en otra nube blanca. Significa que desde el nacimiento de las criaturas hasta su verdadero nacimiento, cuando en la tierra surgió la verdad, Dios hizo muchos milagros en la magnificencia de su honor y en el secreto de su divinidad. Reveló algunas cosas por milagros, pero guardó escondidas las que, por voluntad de Dios, permanecen claras y brillantes en los misterios de la vida oculta del espíritu para la ordenación y protección de las almas santas. Pero es imposible aclarar todo esto a la comprensión humana.