XLIX. EN LAS MORADAS CELESTIALES, QUE LAS SANTAS OBRAS LES PROCURARON, ESTÁN LAS ALMAS DE LOS SANTOS.
En esta nube hay, además, una gran muchedumbre de santos que tienen espíritu de vida y no se pueden enumerar. Son las moradas benditas que les han preparado a las almas de los santos sus buenas y santas obras. Viven una vida feliz y hay tantas que nadie puede contarlas, excepto Dios.
L. LAS ALMAS DE LOS SANTOS DESEAN RECOBRAR SUS CUERPOS.
Sus voces son como el ruido de muchas aguas, ya que sus alabanzas, con la unanimidad de un sonido unánime y una única voluntad, repican por el soplo del espíritu como las aguas de la salvación. Dicen que poseyeron anteriormente un cuerpo según la voluntad de Dios, y aunque se haya convertido en cenizas, desean recobrarlo para poder vivir con él un día en mayor alegría.
LI. LAS ALMAS DE LOS SANTOS NO RECOBRARÁN SUS CUERPOS ANTES DEL TRASTORNO DE LOS ELEMENTOS.
Pero los que arden de amor en la presencia de Dios, reciben la respuesta de que ellos no recibirán sus cuerpos antes del último juicio, antes de la sacudida de los elementos, cuando un fuego tremendo purgue los elementos mientras Dios manifiesta su gran potencia.
La voz de Dios llamará a todos los muertos, tanto a los condenados como a los elegidos y entonces resurgirán con sus cuerpos para toda la eternidad, ya que sus cuerpos serán cambiados a una vida inalterable cuando ellos surjan otra vez, aunque unos reciban la muerte y otros la vida bendita.
LII. LA JUSTICIA CON LA VIRGINIDAD EN CRISTO LUCHA CONTRA EL DIABLO.
Y el viento encima del que estaba la antes citada nube resplandeciente, se extendió con esta nube del Este al Norte. Esto significa que la justicia, llevando las obras puras de la virginidad en Cristo que surgen al elevarse la verdad, combate contra la perversidad del diablo, cosa que, antes de Cristo, no se podía hacer completamente. En efecto, como el hombre, creado de carne en un primer momento, pasó luego a la vida del espíritu, así también la ley antigua, manifestada sólo en su santidad a la manera carnal, sucesivamente se volvió vida en Cristo y en la Iglesia, y así la santidad se elevó a la vida y destruyó completamente al antiguo enemigo, a quien la ley antigua no podía oponerse.
LIII. LAS INIQUIDADES DIABÓLICAS SE OPONEN A CRISTO Y A LA IGLESIA, Y SIN EMBARGO NO PREVALECERÁN.
Pero la oscuridad inmensa que vino del Oeste se extendió a la nube resplandeciente con gran densidad y horror. Esto significa que todas las iniquidades y maldades diabólicas reunidas se han enviado a oponerse a las obras de Cristo y de la Iglesia con grande y profunda perfidia.
Sin embargo esta oscuridad era incapaz de pasar más allá de la nube resplandeciente. Aunque el mal ataque al fiel con muchas adversidades, no es lo bastante fuerte para destruir u oscurecer las obras de los fieles que brillan en Cristo
LIV. LA ENCARNACIÓN VIRGINAL DE CRISTO ILUMINA AL MUNDO COMO EL SOL.
En la citada nube resplandeciente, aparecen el sol y la luna y significan el misterio escondido de la Purísima Encarnación oculto en el esplendor de la virginidad, misterio que ilumina el mundo como el sol y que incluso proclama la Iglesia, que imita a Cristo en la regeneración del bautismo, tal como la luna sigue al sol.
Hay un león en el sol que es claramente un misterio escondido decretado por Dios. Un milagro brillante que Dios quiso hacerse hombre y por eso el Hijo de Dios tomó la carne de la Virgen. Así con la suma potencia de su Divinidad, apareció un Hombre como un león, y avanzó por un camino desconocido que ningún hombre ha hecho nunca, sino solo Él.
LV. LA IGLESIA ES UN SIGNO DE VICTORIA CONTRA LA ANTIGUA SERPIENTE.
Y hay un carnero en la luna, es decir en la Iglesia. La Iglesia ha llevado el signo de victoria sobre la serpiente antigua por todo el mundo, ya que el diablo ha sido vencido en todo. Por este motivo, el sol brilló encima del cielo y en el cielo, en la tierra y bajo la tierra. Esto significa que el misterio del Hijo de Dios Encarnado es el mayor misterio divino, en el que también hay otros misterios que sólo son conocidos en el cielo. El misterio divino de la Encarnación trajo muchos milagros a las criaturas de la tierra y penetró el abismo con el esplendor de su poder.
Y el sol procede elevándose, porque este misterio trajo virtudes que no se habían visto antes. Y el sol vuelve, declinando, cuando por sentencia del juicio de Dios, anula las deformidades de los vicios y de todo lo vano.
LVI. EL VERBO DE DIOS ENCARNADO, QUE ES UNO CON EL PADRE, ENSEÑÓ EL BAUTISMO.
Cuando el sol avanzó, el león avanzó con él y despedazo muchas presas, y eso significa que cuando Dios manifestó su oculto misterio, el Hijo encarnado de Dios apareció con Él en la carne y admirablemente en la divinidad, ya que ambas son una sola cosa. Y destruyó muchas de las obras del diablo, cuando lo echó lejos de los fieles. Cuando el sol regresa, el león vuelve con él y en él, porque cuando el mismo misterio escondido en el juicio de Dios trajo su misterio prometido, la Palabra encarnada de Dios, que existe con Dios, permanece con Dios y existe unido a Dios, juzgó las malas obras de la gente cuando transformó la vieja ley en la nueva ley. Y al triunfar sobre el enemigo, el león manifiesta su alegría rugiendo, con los rugidos del verdadero bautismo y de la regeneración del espíritu y del agua.
LVII. LOS FIELES SIGUEN AL HIJO DE DIOS QUE ENSEÑA LAS COSAS CELESTIALES.
En cambio, el hecho que la luna en la cual está el carnero siga con el carnero constantemente al sol en su ascensión y en el ocaso, significa que la Iglesia, después de vencer a la muerte sigue el misterio de Dios con la fuerza de la victoria gloriosa, avanza en las cosas espirituales y retrocede en las cosas mundanas. Porque el Hijo de Dios, celestial maestro, vivió con hombres que siguieron fielmente todas sus doctrinas cuando las enseñaba y pasaron en sus cuerpos muchos suplicios, como Cristo había hecho.
LVIII. CUALQUIER FIEL, SIGUIENDO A CRISTO, DESTRUYE LAS OBRAS DE LAS TINIEBLAS.
Y aquel viento sopló y dijo: “La mujer preñada parirá y el carnero luchará contra el Septentrión”. Significa que, por inspiración divina la justicia revela que la Iglesia presenta buenas y santas obras, con las que logra una victoria gloriosa sobre el diablo, para que todos los fieles renuncien a sí mismos y enseguida sigan las huellas de Cristo, destruyendo las obras de las tinieblas y uniéndose con Dios.
LIX. LAS ALMAS QUE IMITARON A LA ANTIGUA SERPIENTE Y SE QUEDAN CON ÉLLA EN LA INFELICIDAD DE LA MUERTE, CULPAN A ADÁN.
En la antedicha tiniebla había una muchedumbre grande de almas perdidas que se apartaban del coro de aquéllos que cantaban en el viento del Sur, con los que no querían tener ninguna asociación. Su guía era llamado “el Seductor”, porque siguieron las acciones del que fue derribado por Cristo y ya no tiene poder.
Por eso hay muchas almas infieles en los castigos de Infierno. Mientras se encontraban en vida, estas almas despreciaron las palabras de los ciudadanos del cielo. No quisieron ser amigas de aquellos que habían realizado solo buenas y justas obras, sino que siempre anhelaron el mal. Por lo cual, las almas que imitaron a la serpiente antigua, a la que ha destruido y aplastado del Hijo de Dios, permanecen en la infelicidad de la muerte porque no desearon la vida.
Y todas ellas lanzaron un grito de lamento, diciendo: “¡Ay, ay, obras terribles y perjudiciales que nos quitaron la vida y nos han dirigido hacia la muerte!”. Y en sus tormentos, dan grandes voces estridentes, y culpan a Adán por los horrores de sus tinieblas que él echó sobre sí cuando desobedeció las órdenes de Dios y se precipitó en la muerte. Pero estas almas desatendieron y se burlaron de la luz de fe que vieron y las obras de la justicia sobre las que oyeron, y las despreciaron voluntariamente. Ellos eligieron al diablo antes que a Dios.
LX. EN LOS TORMENTOS INFERNALES NO EXISTE NINGUNA ESPERANZA DE GOZO
Al final ves venir una nube del Norte que se expande hacia esas tinieblas y está seca de todo gozo y de toda felicidad, porque el sol ni la toca ni la ilumina. Esto es otro tipo de infelicidad1 y de tormentos infernales, que provienen del diablo y se unen a las tinieblas descritas con aciagos tormentos. En este tipo de cruel padecer no existe esperanza alguna ni de gozo ni de salvación, porque el verdadero sol ni la regocija con alegría ninguna ni le infunde esplendor alguno de su claridad, y además tampoco le alcanza esplendor ninguno del sol terrenal.
1O “infidelidad”, pues el texto crítico editado en la Continuatio Medievalis del Corpus Christianorum lee infidelitatis, pero el sentido del texto permite sospechar que pueda existir error que se repite más adelante en el apartado 39 de la segunda parte de esta obra, tanto en su rúbrica como en el cuerpo del texto.
LXI. LOS ESPÍRITUS DIABÓLICOS HUYEN AVERGONZADOS DE DIOS
La nube está colmada de malos espíritus que vagan de aquí para allá y planean insidias para los hombres, pero se avergüenzan cuando piensan en el Hombre antes mencionado. Significa que en esta incredulidad están los perversos espíritus diabólicos, y corren de una parte a otra produciendo males innumerables. Se avergüenzan ante Dios y huyen, ya que ellos no están benditos de ningún modo, ni quieren serlo, y tienen la condena de la perdición eterna.
LXII. EL ANTIGUO ENEMIGO CONCIBE MUCHOS VICIOS CON QUE ENGAÑAR A LOS ELEGIDOS DE DIOS.
Pero se oye a la antigua serpiente que dice para si: “Emplearé la fuerza de mi energía como un baluarte y lucharé contra mis enemigos tanto cuanto sea capaz”. Significa que el antiguo enemigo, en la exaltación de su soberbia, produce con sus insidias diferentes vicios para acosar y engañar a los que Dios ha elegido, sin permitirles que tengan tranquilidad. Por tanto expulsa por su boca entre los hombres baba sucia e inmunda junto a todo tipo de vicios y sopla sobre ellos con gran escarnio. Y con la mayor excitación se burla de ellos vomitando la suciedad de sus corrupciones y vicios por boca de su perversidad, seduce a los hombres y les lleva a las herejías, causando que algunos adoren ídolos, y a otros les enseña las mas grandes y perversas servidumbres.
Y él dice que hará que los llamados “soles” por la claridad de su luz, sean repulsivos e ignorantes y horribles en las tinieblas, porque se esfuerza por hacer que los elegidos de Dios que resplandecen por sus santas obras, se vuelvan nocivos y sórdidos en obras sospechosas, y la sola mención de sus nombres produzca repugnancia entre los hombres.
LXIII. EL DIABLO INDUCE LOS HOMBRES A NO ADORAR A DIOS, SINO A LOS ÌDOLOS.
Y la antigua serpiente exhala la niebla más repulsiva de su boca, que cubre la tierra como el más negro de los humos, ya que para rechazar la fe envía numerosas tentaciones que cubren todo el mundo con la oscuridad de su perversidad. Entonces unos rugidos muy fuertes retumban en la niebla, diciendo: “Ninguna persona debería adorar a otro Dios a menos que lo vea y conozca. ¿Por qué debería alguien honrar a quien no conoce?”. Significa que la incredulidad inculca injustas persuasiones en el hombre, sobre que no hay que venerar a Dios sino a los ídolos que ven y conocen. Estas malas persuasiones apartan la razón del hombre del Dios verdadero, que es invisible a la debilidad humana en el resplandor de su Divinidad.
LXIV. LOS QUE QUIERAN SER FELICES ADOREN A DIOS QUE ESTÁ EN LOS CIELOS.
Los que desean la felicidad más alta, adoren al Dios vivo que da la vida a todas las criaturas y mora en el cielo. Y que no adoren a nadie más que Él que, permaneciendo en la gloria divina, dispone todas las cosas correctamente, según afirma el salmista David:
LXV. PALABRAS DEL SALMISTA ACERCA DE ESTO.
“Nuestro Dios está en los cielos, todo cuanto le place lo realiza. Los ídolos de las gentes son plata y oro, trabajo de la mano del hombre”. (Salmo 115,3-4), lo que significa:
Dios es vida que no está oscurecida por ningún principio, y que no está limitada por ninguna imperfección. Él es nuestro Dios, y dado que Él mismo es la vida, dona a los suyos la vida inagotable. Está en el cielo, que equivale a decir que está en aquel claror que el hombre mortal no puede comprender ¿Pero que es esta Vida que hace de morada de la vida? Dios, en efecto, vive y da la vida a los suyos y les concede una eterna morada de vida. ¿Y quién puede hacer eso, sino Dios? Todo lo que Dios ha dispuesto en su orden, también lo realiza. Sin embargo los hombres tienen pensamientos vanos, porque comienzan muchos proyectos que nunca pueden concluir.
El mismo Dios sometió completamente a la racionalidad del hombre a todas las criaturas para llevarlas a la perfección, y ellas no están animadas por otra vida sino la que Dios les ha dado. En efecto, los incrédulos, con sus ídolos de infidelidad prometen una vida que Dios no les dio. Pero los ídolos que el hombre reproduce no viven, sólo son una imagen fabricada y adornada de plata y oro, porque los hombres con esta obra de sus manos han profanado su razón, comparable a la plata y con sus conocimientos, semejantes al oro.
Y como el diablo negó a Dios al principio, envía su aliento a estos ídolos y por ellos afirma ser un dios, entonces habla a través de ellos, y sin tener vista, mira, sin sabiduría escucha, sin inteligencia, percibe, sin aire vive y sin el aliento de la vida espiritual, respira.
Pero sobre todo eso el diablo no tiene ningún poder, por lo cual el mismo se lanza a una gran confusión, ya que prepara su propio escarnio, puesto que no tiene ningún poder, como tampoco lo tiene el hombre, pero se alegra solamente en su posibilidad de seducir al hombre. En efecto, si el diablo tuviera poder sobre las obras de los hombres según su propia voluntad, los transformaría, como hace Dios, en otra naturaleza, del mismo modo que Dios transformó el barro de la tierra en otra naturaleza, cuando formó al hombre del barro.
Y cuando el hombre pone sus propias obras en el sitio de Dios como si no supiera que Dios existe, entonces es como los ídolos, porque confía en ellos completamente. Esta falsa creencia es la muerte del hombre, porque la gracia de Dios no obra. Aquellos que colocan su esperanza en los ídolos morarán con el diablo en las tinieblas más profundas.
LXVI. EN LA INCREDULIDAD HAY TODO GÉNERO DE VICIOS
Se ven en esta niebla, sin embargo, varias imágenes de varios vicios. Significa que cada vicio y sus resultados se encuentran en la incredulidad, porque el que no tiene fe está privado de todo bien. Ves siete de estos pecados, de modo que ves su plenitud con sus diversas variantes. No se mostrarán en sus formas reales, pero veras sus múltiples significados, ya que el diablo, teniendo muchas formas de perversidad, se esfuerza por enviar al hombre al lago de la perdición.